Si es un niño, es más comunicativo y más alegre que su padre; pero, en el fondo, tiende a alimentar su mismo escepticismo o desengaño.
Sin embargo, al contrario del padre, necesita ampliar sus horizontes.
Si es una niña, no se deja impresionar en absoluto por el espíritu lógico y riguroso de su padre.
Dicho esto, se le parece en muchos aspectos de su personalidad, aunque se dé cuenta sobre todo al ir envejeciendo.