Si es un niño, muy pronto al padre le costará seguirle, comprenderle, aunque le quiera mucho.
Puesto que el hijo tiende a cortar muy pronto los lazos que le unen con su padre y a buscar rápidamente sus propias experiencias.
Si es una niña, aprecia a su padre por su constancia y los valores que encarna, pero su necesidad de aventuras, de fantasía y expansión, le alejan muy pronto de él, a pesar de la hija.
En cuanto a él, su dinamismo perturba su tranquilidad, pero su ausencia le pesa.